Douala, es la segunda ciudad en importancia de Camerún después de Yaundé, la capital administrativa del país y sede del gobierno.
En realidad es la capital económica y la ciudad mas grande de Camerún. Con 2.5 millones de habitantes es también la mas poblada.
Duala es escala necesaria en nuestras expediciones al Hospital Notre Dame de la Santé en Dschang. Dependiendo de la línea aérea en la que viajamos, haremos noche a la ida o a la vuelta
Es una ciudad con un calor y una humedad agobiantes que se notan nada mas bajar del avión.
El aeropuerto internacional tiene unos controles de inmigración muy estrictos que funcionan con agilidad, pero la salida de los equipajes puede demorarse mucho tiempo y las maletas unas veces llegan y otras no.
Nada más salir del aeropuerto te encuentras con una ciudad caótica, carreteras llenas de baches donde las motos y los coches se mezclan circulando en cualquier sentido sin el mas mínimo orden, gente caminando por la calzada, cruzando por donde quieren y todo el mundo haciendo sonar el claxon.
Enseguida te das cuenta que todo este caos tiene algo especial que te atrae, que te cautiva.
En los primeros años nos alojábamos en “La Procura”, un albergue para misioneros que tengo que reconocer que la primera vez que viajé a Camerún, me impresionó.
Es un establecimiento mitad albergue y mitad parroquia, muy modesto con habitaciones de tres, cuatro o cinco personas, cada habitación tiene un aparato de aire acondicionado que a veces funciona pero que a una hora determinada se corta, por lo que la temperatura sube y sube. Todas las habitaciones tienen baño, bueno tienen un lavabo, un retrete y una ducha en el techo que cuando la abres lo moja todo y por supuesto no hay puerta.
Pero en realidad no importa porque cuando llegas después de cenar, llevas tanto tiempo levantado que el cansancio te hace dormir de un tirón.
La hora de llegada habitualmente sobre las seis de la tarde de un sábado, coincide con una misa a la que asisten muchos extranjeros residentes en Duala. Es una misa larguísima con canticos espectaculares.
En el viaje de ida, como es de noche no es aconsejable pasear por la ciudad y vamos directamente a cenar. Después de tantos viajes ya tenemos localizados algunos restaurantes que vamos alternando. El mas aceptado por los voluntarios es “La Pizzería” que descubrimos en uno de los viajes en el que a la vuelta nos retrasaron el vuelo un día por una tormenta tropical. Es una pizzería muy europea con magnificas pizzas y otros platos italianos. Otro restaurante al que vamos también es un restaurante griego “La Mediterrané” que tiene una terraza muy agradable y en el que también sirven pizzas y otros platos griegos.
En el viaje de vuelta, también en sábado, llegamos a Duala después de comer en el camino y tenemos toda la tarde para conocer la ciudad.
Visita obligada a un mercado de artesanía camerunesa al lado del “Marché des fleurs”. Es un sitio agobiante lleno de puestos de venta de cosas típicas de Camerún donde los vendedores te asaltan y te ofrecen multitud de artículos pero sobre todo destacan las máscaras africanas clásicas. Es un recinto cerrado donde el calor es realmente insoportable. Un paraíso para los que les gusta regatear. Al lado de este mercado hay una zona mas tranquila con tiendas especializadas en telas, manteles, vestidos, etc. En ellas puedes encontrar cosas de mas calidad con precios muy atractivos para un europeo.
Otro punto de visita en Duala es la Catedral. Es la catedral de la archidiócesis católica de Douala y esta dedicada a los Santos Pedro y Pablo, fue construida en 1936, Camerún es un país mayoritariamente católico en el conviven pacíficamente otras religiones.
Y después del mercado y de la Catedral, pues a dar un paseo por el centro de la ciudad. Por el distrito financiero.
En una esquina las vendedoras de cacahuetes Todo tirado por el suelo. Los envasan en botellas vacías de refrescos
Llama la atención las alcantarillas a cielo abierto, las aceras destrozadas, la gran cantidad de gente caminando de un lado para otro y el calor sofocante. Se respira esa pizca de inseguridad.
Y terminamos entrando en el Hôtel Akwa Palace, un lujoso hotel con una terraza con piscina para tomar un refresco. Después a cenar y directos al aeropuerto para volver a Madrid