En esta ocasión hemos viajado 10 personas: Gaspar González, Adriana Soria, Roberto Carrillo y Tomas Epeldegui (traumatólogos); Olga Ortega (internista); Paloma Sánchez y Elisa Montón (anestesistas); Isabel Rodriguez (enfermera); Casilda Pereda (voluntaria) y Álvaro del Campo (fisioterapeuta).
Esta ha sido la expedición de mayor intensidad de trabajo de las realizadas hasta la fecha. Hemos estado viendo enfermos, realizando curas, poniendo escayolas y operando simultáneamente todos los días tanto de pacientes nuevos como de evoluciones de pacientes antiguos.
Los niños siempre nos sorprenden por su naturalidad en las exploraciones como este pequeño que quería ejercer la profesión
En total hemos atendido 170 consultas, hemos realizado 47 escayolas y curas y hemos operado 20 pacientes en los 5 dias de trabajo. Siguen llegando pacientes con lesiones complejas que en nuestro medio en Europa no se ven paro que son un reto profesional y es una satisfacción poder resolver.
Rodriguez ha continuado con la enseñanza de métodos de trabajo al personal de enfermería de planta, asi como de procedimientos de tratamiento de heridas.
Casilda Pereda ha realizado muchas labores domesticas. Ha continuado con el taller de costura y ha seguido enseñando recetas de cocina que nos han hecho mejorar la dieta y ha visitado la escuela, aportando cosas para los niños.
Como en expediciones previas hemos avanzado en las dotaciones. Concretamente, en esta ocasión, hemos puesto en marcha el servicio de rehabilitación. La llegada de Álvaro del Campo ha permitido hacer el montaje e iniciar la fisioterapia de enfermos operados.
Con la ayuda generosa Roberto López Lax, ingeniero español residente en Duala, hemos iniciado un estudio de las necesidades energéticas del hospital para tratar de paliar las deficiencias de las caídas de tensión y de los apagones que sufrimos con cierta frecuencia. De momento nos ha impresionado con el estudio realizado mediante un Dron que aporta la información tridimensional de toda el área del hospital y que podeis descargar en este enlace.
Una tarde tuvimos tiempo de hacer una bajada al pueblo donde visitamos el mercado y se pudieron realizar algunas compras.
La vuelta en esta ocasión ha sido vía Bruselas donde hemos tenido una escala larga pero hemos podido desayunar cruasanes y probar su magnífico chocolate. A fin de cuentas somos voluntarios que no misioneros y tenemos nuestras debilidades gastronómicas
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